En Chihuahua, como en muchas partes del mundo,
la cocina es el espacio más importante
de un hogar. Es el lugar donde manos
mágicas de alquimistas mezclan los ingredientes que nos hacen felices una vez
que los probamos, alimentos que nos
nutren en todos sentidos, que no solo nos dan sustento físico sino también emocional, que
nos hacen ser lo que somos, cada uno con una historia individual y grupal,
plena de sabores y aromas que permanecen en la memoria de los tiempos.
La
forma de preparar los alimentos, mezclar los ingredientes de la región y los
procesos de cocción son secretos que se trasmiten de padres a hijos y se
enriquecen de generación en generación,
producto de una sabiduría que trasciende y con el paso de las eras se van constituyendo
como patrimonio cultural de los pueblos.
En
la mesa de cocina ocurre la cotidianidad
de las personas y los sucesos más trascendentales del grupo familiar.
Regularmente ahí nos enteramos de las buenas y las malas
noticias de la familia o del vecindario,
de los enlaces, los nacimientos, las rupturas, los enconos, los amores, los
desamores. Tampoco falta el chismorroneo sabroso y aún
el perfidioso sobre vida y
milagros de los demás y hasta las reflexiones políticas. Las revelaciones, las
confesiones, la dicha, el dolor, el consuelo, todo esto ocurre en el ámbito
emocional que rodea una mesa de cocina y sus bondades.
Casi
siempre, las mesas de cocina son la base de nuestras conmemoraciones, ya sean cumpleaños,
santos, primeras comuniones, pedidas de mano, bautizos, graduaciones y todo lo
que se presente de acuerdo al interminable desfile de referencias festivas de
los mexicanos; lo cual se
festeja siempre como dios manda, con pasteles, platillos exquisitos,
bebidas generosas y mucho amor filial.
Las
cocinas son escenarios de tantas y
tantas vivencias de cada uno que nos
podríamos gastar kilómetros de papel o
cantidades exorbitantes de megabits en
textos testimoniales de estos hechos. HISTORIAS DE COCINA es un blog que
busca ser un espacio de referencia sobre el tema que a todos nos llega en el
paladar y sobre todo en la nostalgia. No pretende ser original, hablando de cocina no
hay nada nuevo bajo el sol, simplemente es un desfogue literario que espero sea de agradable lectura.
Es una lástima que hoy en día no se hagan tan seguido esas comidas y sobremesas familiares por cuestiones de trabajo, de estudios, de córrele que te alcanzo... en fin, pero al menos en mi familia trato de que se hagan el día de descanso, como el domingo y quedarnos a platicar por largo rato.
ResponderEliminarFelididades por tu nuevo blog Florecita
felicidades Flor, me encanto este blog, yo diría que es un tema que estará en boca de todos ;)
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