viernes, 27 de diciembre de 2013

NAVIDAD Y BUÑUELOS


El tío Luis nació un 24 de diciembre. Cuenta el anecdotario familiar que mi abuela María rebasaba el octavo mes de embarazo aquel 24 de diciembre en que decidió amasar  siete kilos de harina con el fin de preparar suficientes buñuelos para la familia, cuando le vinieron los dolores del parto.  El abuelo Juan se fue a caballo a buscar a la partera, las tías Ignacia y Josefa corrían para todos lados y  los niños se mantenían a la expectativa. La masa para los buñuelos se quedó olvidada hasta que llegó Mamá Chonita, madre de Juan y suegra de María, a poner orden. Después de ver a la mamá y al nuevo crío, lo segundo que haría Chonita  sería darle continuidad al amasado y  preparación de los buñuelos, para beneplácito de los chiquillos que ya daban por perdida la posibilidad  de comer estos sencillos pero apetitosos manjares navideños, los cuales esperaban durante todo el año.
Era tradición ofrecer buñuelos para el desayuno del 25. Como bien señala el escritor Gabriel Borunda, en aquellos pueblos del Norte de México de principios del siglo XX no se acostumbraba la cena navideña, mucho menos comer pavo. Esas aves se conocían por el nombre de coconos y prácticamente reinaban en los corrales de las familias que los criaban. Sus huevos eran sumamente apreciados por sus dimensiones y muy pero muy de vez en cuando, uno  que otro de estos  animalitos  era sacrificado para comerlo en chile colorado en alguna fecha especial.
La Navidad se celebraba únicamente asistiendo a misa de gallo y participando en otras actividades de índole religiosa. Por ello era común que parientes de los ranchos llegaran a tomar parte de las ceremonias religiosas  y se quedaran a  pernoctar con las familias huéspedes.  El alto sentido del deber conducía a los anfitriones  a preparar viandas especiales como buñuelos, menudo,  tamales de rojo y de dulce u  otras exquisiteces al alcance de la gastronomía campirana, para recibir adecuadamente a la parentela y convivir en esta fecha trascendente.
Así pues, aquel 24 de diciembre nació el sexto hijo de la pareja Juan Frescas y María Trevizo. Era un niño rubio de ojos amielados que inmediatamente cautivó a sus hermanos mayores y con los años desarrolló el talento del canto y la ejecución del acordeón.

 BUÑUELOS  ( Receta de la Sra. Jovita Nuñez de Nvo. Casas Grandes)
 Ingredientes:
4 tazas de harina cernida
3 cditas de  polvo de hornear
50 grs de mantequilla
Ralladura de naranja
Agua de anís caliente
Azúcar y canela para espolvorear los buñuelos

Preparación:
1.     Preparar suficiente agua de anís ( hervir ramas de anís en agua )
2.      Cortar la mantequilla en la harina.
3.      Agregar el agua caliente y amasar hasta tener la masa en su punto.
4.       Hacer testales del tamaño de una canica grande. Dejar reposar unos minutos.
5.     Palotear  y extender la tortilla a la mitad de lo que será su etensión definitiva, dejar reposar unos minutos.
6.     Calentar el aceite
7.     Extender las tortillas hasta dejarlas bastante delgadas, picar levemente con un tenedor  y  freír en el aceite.
8.     Sacar el buñuelo, escurrir la grasa y colocar en donde se enfríe un poco. Espolvorear con la mezcla de azúcar y canela.




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